Juliana abrazada a su hermano imputado
Por primera vez se cita a indagatoria por trabajo esclavo a los dueños de las marcas de ropa Cheeky, Como Quieras que te Quiera, Kosiuko y Portsaid. El desfile judicial de los empresarios textiles, entre ellos Daniel Awada hermano de la esposa del jefe de Gobierno porteño Mauricio Macri, aún no tiene fecha fijada por parte de la titular del Juzgado de Instrucción Nº 45, María Dolores Fontbona de Pombo.
La magistrada dictó la indagatoria de estos barones esclavistas de la moda por pedido del fiscal de primera instancia, Andrés Madrea, quien realizó la investigación tras derivarse la causa desde el fuero federal donde habían radicado la denuncia en el 2007, el Gobierno de la Ciudad (gestión de Jorge Telerman), la Defensoría del Pueblo porteña en conjunto con la Alameda.
Los imputados por reducción a la servidumbre de costureros bolivianos con documentación irregular son: Daniel Awada (presidente), cuñado de Macri, y Patricia Norma Fraccione (vicepresidente) de la sociedad Cheek S.A. cuyas marcas de fantasía son Como Quieras que te Quiera y Cheeky y/o Cheeky Child SRL; Aníbal Marcelo Terra (presidente), y Ingrid Goergina Kern Dornfeld (vicepresidente) de la sociedad Kowsef SA cuya marca es Kosiuko; y Sergio Jaime Said (presidente) y Victoria Papu de Said (vicepresidente) de la sociedad Mazalosa SA cuya marca es Protsaid.
Se les imputa a estos empresarios textiles que entre el mes de junio del 2007 y el 3 de octubre de 2011 se nutrían de dos talleres textiles clandestinos (sin habilitación del GCBA) que estaban conectados entre sí mediante un boquete en la pared simulado por un placard. Los talleres se ubican en Eugenio Garzón 5611 y el otro en Pola 1995/1997 donde encerraban bajo llave a los costureros que trabajan y vivían allí en piezas de extrema precariedad. Los costureros declararon que solo podían salir los días domingos, y que la jornada laboral iba de 7 de la mañana a 21 hs.
Siete costureros en condiciones irregulares y ocho regulares detectó la PFA, división Asuntos Extranjeros, el 3 de octubre de 2011 en el taller de la calle Pola. Por la inspección laboral se sabe que todos los costureros vivían y trabajaban sin condiciones de higiene, seguridad y hasta desconocían cuanto era el monto de su salario. Ellos cobraban por prendas. Y hasta menores trabajaban.
Los capataces del taller que fueron detenidos son Rocy Mari López Cisneros y Marco Antonio Cáceres Flores. Ellos cooptaban a los costureros mediante las radios que montan los talleristas.
Los costureros declararon que confeccionaban prendas de adultos y niños colocando etiquetas de Protsaid, Kosiuko y Cheeky, realizando unas 500 por mes. Los talleristas eran el enlace con las marcas de ropas según los costureros.
La investigación cruzó a varias fuerzas de seguridad. Por un lado Gendarmería Nacional quienes hicieron fotografías y hablaron con los vecinos. También la División Defraudaciones y Estafas de la PFA. Fue la División Operaciones de la PFA quienes descubrieron en la camioneta propiedad del tallerista Cáceres Flores, una Kangoo patente GIB 927, prendas de la marca Cheeky. Pero no solo eso. Otro vehículo, patente GGS 392 que es titular “MKS Servicios Textiles SRL”, sociedad que posee la marca Cheeky.
Las máquinas de los talleres, como las prendas, etiquetas, retazos, ovillos de hilos fueron secuestrados tras los allanamientos. Allí se detectó chapitas metálicas con el lema Kosiuko, y botones metálicos de Cheeky, y hasta hojas de membrete de Cheeky, Como Quieres que te Quiera en los que se observaba moldes de ropa dibujados y otros sin membrete, y hasta certificados de retención, órdenes de pago como recibos, bolsas de las firmas y una carpeta con el título “remitos de los cortes de Cheeky”.
Otras de lkas pruebas que conecta a Ckeeky con el taller esclavista es la computadora, analizada por la Superintendencia de Comunicaciones Federales de la División Apoyo Tecnológico Judicial, quien detectó un documento donde se ve un molde de confección de una prenda de vestir de Cheeky.
En esta causa hasta los fleteros reconocieron el enlace de los talleres con las marcas. Y quedó constancia de empleados de las marcas que visitaban los talleres en intercambio habitual de documentación de allí los moldes encontrados en el allanamiento. Todas estas prensas “eran comercializadas en los locales de tales marcas, encontrándose a la venta”.
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