viernes, julio 20, 2012

El reciclado es la única manera de evitar que se continúe enterrando Desde la dictadura militar rige el modelo de gestión de residuos norteamericano, de una sociedad opulenta que recolecta y tira todo indiscriminadamente. El otro modelo importado de gestión de residuos viene del modelo europeo, que incluye variadas fórmulas de recuperación y reutilización con diferentes tecnologías, una más moderna que la otra.

Por: 
Alejandro Tiscornia *
Y con muy poca incorporación de mano de obra. Es una oferta que recorre la Argentina, en especial desde que Greenpeace logró que la Ciudad de Buenos Aires adoptara el fracasado concepto de “Basura Cero.” 
Este es el panorama desde los planes importados de tratamiento de residuos. En la Argentina, desde 1870 hay constancias en los documentos municipales de la época de la existencia de personas que hurgaban en los residuos y retiraban los elementos de valor: en esa época los empresarios que recolectaban los residuos pagaban por poder recolectar los residuos un canon a la ciudad. Desde entonces que está pendiente la incorporación en sistemas de trabajo formales de los trabajadores recicladores; en la década del '60 eran los botelleros. En la del '90, cartoneros. Y todavía luchan y tienen que llegar a medidas extremas como los cortes en el Camino del Buen Ayre para exigir el cumplimiento de los derechos laborales constitucionales. 
La prensa masiva los trató principalmente como marginados, como excluidos y nunca se difundió masivamente que se trata de un trabajo de recolección de materia prima de las industrias del papel del vidrio, del aluminio, etc. Son trabajadores a los que no se les garantizan sus derechos básicos. Pero está claro que son parte de un proceso económico industrial, donde los industriales que producen esos residuos, como los que reutilizan esos materiales, ninguno se hace cargo del sistema de trabajo que reaprovecha el material descartado.
Son los vecinos los que pagan la cuenta de la limpieza de las intendencias, pero son todos residuos industriales, donde nada se les cobra a las empresas por los residuos que producen. Así, la cuenta de residuos tiende al aumento permanentemente. En la Ciudad de Buenos Aires Basura Cero fracasó por dos motivos: la gestión de Macri nunca consideró los residuos orgánicos como material reciclable, y al no recolectarlo de manera diferenciada garantizó que se lo siga enterrando, y mantuvo toda la cadena de negocios del enterramiento. Que nos cuesta fortunas a los ciudadanos. 
El otro motivo de fracaso de la Ley de Basura Cero es que en el 2005 esta ley no reconoció lo que ya entonces se recuperaba de residuos secos. Se calculaba que eso representaba un 20% de los residuos. Al no reconocer este trabajo, la cuenta de disminución del enterramiento comenzó de cero y se implementaron mecanismos de recolección diferenciada que competían con lo que ya se hacía. El gobierno de Macri mintió durante años promocionando que sólo los residuos secos eran recuperables y que el residuo orgánico era basura que no servía. De la misma manera que jamás formalizó, ni blanqueó a los centros de acopio privados que hay por toda la ciudad. Los mantuvo en negro casi como amparando así un sistema de recolección industrial de materia prima. Otra perla que merece ser difundida es el dramático dato de que la recolección de cualquier material de los que juntan los trabajadores recuperadores se paga mucho mejor que la de cualquier cosecha manual que se realiza en la Argentina; mucho mejor. Pedimos disculpas por las molestias causadas por los cortes del sistema de recolección de residuos pero comprendan que somos 800 trabajadores que en el CEAMSE no somos reconocidos como trabadores y no se nos paga por el trabajo que hacemos, y el reciclado es la única manera para evitar que se continúe enterrando. 


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