martes, noviembre 15, 2011

LA VIVIENDA DIGNA *, (...) "lo que hay que decir también es que todo el tema habitacional en la Argentina está vinculado íntimamente con otras cuestiones estructurales como la necesaria distribución de la tierra, la planificación urbana y rural del territorio nacional o las grandes obras de infraestructura" ////

         Ante la reciente reelección de Cristina Fernández de Kirchner como Presidenta de la Nación, puede esperarse que se de una continuidad de las políticas habitacionales implementadas desde el 2003, año de la asunción de Néstor Kirchner hasta la actualidad.  En estos años de gestión, pudieron desarrollarse diversas líneas de acción como la construcción masiva de viviendas nuevas, la implementación de programas de mejoramiento de viviendas y barrios, la intervención en villas y asentamientos con obras de infraestructura y con regularización de dominio. Acciones que se desarrollaron desde una perspectiva de cumplimiento del acceso al Derecho a la tierra, la vivienda y el hábitat del pueblo. Queda por delante la obtención de mejores condiciones del habitar de todos y todas particularmente de muchos que no han percibido estos cambios en sus barrios u hogares y que padecen penurias (hacinamiento,  otras) como las que ya describía Engels en 1843.
         Para comprender claramente los alcances de lo trabajado hasta este momento, se pueden observar algunos números que reflejan los logros obtenidos. Se han alcanzado cifras récord en la cantidad de hogares atendidos e inversión, lo cual implica hablar de soluciones implementadas para satisfacer las necesidades de buena parte de la población.
         Haciendo una lectura comparativa entre los censos 2001 y 2010, lo primero que surge es que se ha podido bajar el déficit de 3.500.000 a 3.000.000 de hogares. En 2001, se censaron 10.000.000 de hogares y en 2010, esta cifra ascendió a casi 13.000.000 de hogares. El aumento exponencial expresa la independencia ganada por los hogares, el espacio del que lograron apropiarse ya que en 2001 frente a la brutal crisis económica había gente que debían compartir casa para afrontar los gastos. Al respecto, es interesante señalar que el hogar se mide por la olla compartida, es decir, un hogar está conformado por quienes comparten la olla. Por esta razón una de las preguntas habituales del censista es: dónde se cocina. Y depende el caso o la realidad social que se esté atravesando, habrá tal o cual cantidad de gente en torno a la misma olla, en el mismo hogar.
         Frente a una situación de crecimiento económico y aumento de las posibilidades de trabajo hay más hogares. Es decir, que el incremento del número no depende sólo del crecimiento vegetativo. Esto queda claro si se considera que en 2001 hubo menos hogares de lo que el crecimiento poblacional hubiera requerido. Con el correr de estos últimos años, cambia la tendencia y esto se manifiesta en el surgimiento de una mayor cantidad de hogares.
         Sin embargo, aún en el medio de este crecimiento habitacional aparece un déficit de 3 millones de hogares. Pero, retomando la comparación con la que se iniciaba este artículo, en 2001, sobre 10 millones de hogares el censo arroja un número de 3 ½ millones de hogares deficitarios (35%); en 2010, sobre casi 13 millones de hogares son 3 millones los deficitarios (24 % aproximadamente). Esto significa que si en este nuevo período de Cristina, continuamos con esta tendencia vamos a una reducción del problema de la vivienda significativo. Porque hay que comprender que estas soluciones surgen a partir de políticas propias de lo habitacional pero en el marco de políticas nacionales que pertenecen al campo de lo económico y social, donde por ejemplo se puede destacar una política compensatoria como el seguro universal de la niñez.
         Del actual déficit de 3 millones, cabría diferenciar que un millón aproximadamente corresponde a la necesidad de vivienda nueva y dos millones corresponden a viviendas deficitarias que no alcanzan el estándar mínimo aceptable. Para atender a los primeros, se necesita continuar con los planes de construcción y generar políticas de utilización del parque habitacional construido (casas vacías) para que, por ejemplo, se vuelquen al mercado de alquileres. También continuar promoviendo la producción de suelo urbano desde la generación de loteos sociales con todos los servicios básicos.
Para los otros dos millones, se requiere de políticas de mejoramientos habitacional que, si bien en los últimos años han crecido (Programa Mejor Vivir y otros), deben ser sostenidas y ampliadas con mayor presupuesto (como se decidió aumentar en el área de Educación en estos últimos años), logrando alcanzar todo el territorio nacional, continuar incorporando mas participación de la población a través de la organización cooperativa. Para esto, deberían ser apoyadas desde el Estado operatorias crediticias destinadas a los sectores con menores ingresos, con microcréditos o créditos hipotecarios, de largo plazo. Y profundizar, además, las acciones de control sobre las empresas de servicio como ha sido el ejemplo de AYSA en el AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires) donde el criterio de ganancia empresarial fue remplazado por el “derecho de agua para todos”.

         Finalmente, hay que decir que todo el tema habitacional está vinculado íntimamente con otras cuestiones estructurales como la necesaria distribución de la tierra, la planificación urbana y rural del territorio nacional o las grandes obras de infraestructura que constituyen el complemento fundamental, en este marco político, para el logro del objetivo de solucionar el problema de la vivienda.

*POR MÓNICA COPELLO Y GUILLERMO MARZIONI/

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