domingo, diciembre 05, 2010

Una nueva oportunidad. Otra vez Mar del Plata…


Hace unos días, Lula Da Silva, recordaba a Néstor Kirchner como aquel presidente que había devuelto la autoestima al pueblo argentino.
Como militante y como apasionado de la política creo que ese acertado análisis del presidente brasileño tuvo mucho que ver con aquella cumbre de presidentes americanos en Mar del Plata 2005 y que hoy, cumbre iberoamericana de por medio, vale la pena recordar.
Cuando estudiaba en la Facultad de Ciencias Económicas, hacia fines de los noventa, nos enseñaban (y era la sensación que teníamos) que no había mucho para hacer. Nos sentíamos irremediablemente condenados, por muy heterodoxos que fuéramos, a una economía donde la deuda externa fuera siempre una mochila insostenible, dependientes de ese monstruo omnipresente llamado FMI, y donde no podíamos cambiar que la variable de ajuste fueran los trabajadores. Todas esas imposiciones del pensamiento dominante eran casi irresolubles.
Kirchner rompió eso. Corrió el límite de lo posible. Lo hizo dando todas las disputas que cualquier militante quiere dar. Aquellas que cuando nos juntamos tres o cuatro en una casa soñábamos atrevidamente concretar… La más significativa fue quizás en Mar del Plata: hizo la del “sueño del pibe”. Le dijo NO a Bush. Le dijo “los argentinos no nos dejamos prepotear”. Por eso sorprende cuando algunos se preguntan por qué los jóvenes nos enamoramos de su legado…
Hoy, años después, ya no quedan dudas: aquella epopeya no fue solo de atrevido o de militante apasionado. No fue simbólica. Porque fue el punto de inflexión desde la política para instalar el debate de ideas entre los países americanos, y lograr la confianza necesaria para que el bloque regional de poder jugara fuerte y plantara bandera.
En la práctica le dijo que no vamos a domesticar las economías latinoamericanas. Hecho que dio pie para luego lograr suspender la agenda de la Organización Mundial de Comercio junto con Brasil, defender la democracia en Ecuador, mediar entre Colombia y Venezuela, entre tantos otros logros comunes…
Hoy también sabemos que aquella intención de imponer el ALCA era mucho más significativa para Norteamérica que lo que imaginábamos en aquel momento. EEUU vive hoy una de las perores crisis de su historia. En lo económico, pero también en lo político. La destrucción de su tejido industrial no se recupera con la revaluación de la moneda China. Es mucho más complejo y profundo. Haber vivido del resto del mundo quizás tenga sus límites, por más restricciones que impongan a las economías periféricas. Y en lo político, el escándalo Wikileaks esconde un enfrentamiento muy profundo vinculado al rol estadounidense en el mundo, cuestión para nada aislada de la victoria de la derecha más recalcitrante en los últimos comicios.
En este contexto, esta cumbre, cotiza aun mejor los esfuerzos de unidad latinoamericanos de este último tiempo.
¿Pero que agrega Mar del Plata 2010? Está claro que Argentina, Brasil, Uruguay, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Paraguay han avanzado mucho más de lo que la derechas locales pueden soportar y por eso viven un proceso donde la oposición no se ejerce ya desde el sistema político sino sobre todo desde el manejo de los medios. En ese sentido,  con oligarquías locales capaces de inventar noticias contra los intereses de su propio país, con legisladores capaces de enviar cartas a embajadores solo para desgastar a un gobierno, con diputados que viajan asiduamente a Gran Bretaña a buscar definiciones estratégicas o visitan con asiduidad a embajadores para decidir temas locales, esta cumbre es una nueva oportunidad. Una nueva oportunidad para plantear que el camino es la distribución de la riqueza. Una nueva oportunidad de parar a la Argentina con orgullo. Una nueva oportunidad de discutir ideas en el marco democrático. Una nueva oportunidad de proponer soluciones distintas a las del pensamiento dominante. En definitiva, una nueva oportunidad para subrayar nuestra soberanía política y profundizar nuestra independencia económica.
El gran Simón Bolívar ofrecía una fórmula oportuna: “Si queremos Patria entonces constancia y más constancia, paciencia y más paciencia, trabajo y más trabajo...” Solo resta agregar: unidad, unidad y más unidad.


Hernán Letcher
Secretario General de Segundo Centenario
011-1552597580

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