martes, octubre 12, 2010

Ex-Combatiente: "aprendí en la guerra que a veces el enemigo más artero lo tenemos dentro" Por Víctor Hugo Foresi (veterano de Guerra de Malvinas), especial para EL VIGÍA ////

(Diario EL VIGÍA) - La decisión del Reino Unido de la Gran Bretaña de llevar a cabo ejercicios militares que incluyen disparos de misiles en las aguas oceánicas periféricas a nuestras Islas Malvinas, ha motivado una durísima respuesta de la Cancillería argentina, atenta a que una vez más se ha puesto en evidencia la implementación de la deleznable política del hecho consumado por parte de una de las potencias planetarias, que no trepida en mofarse de lo dispuesto por la Comunidad Internacional a la hora de exponer su prepotencia para apropiarse de lo que por Derecho no le pertenece.

Dista mucho de poder considerarse una casualidad la arremetida británica, en el mismo momento en que los Estados Unidos de Norte América pugnan por instalar bases militares por doquier en Latinoamérica y reactiva la poderosa Cuarta Flota de su marina de guerra, para que navegue por las aguas Atlánticas que bañan el litoral marítimo de nuestro continente.

Las Malvinas se han convertido de hecho en una ostentosa e importante base militar, con menor cantidad de lugareños implantados que soldados de la Corona. Cabe preguntarse aquí el porqué de tanto interés, evidenciado en acciones unilaterales prepotentes contrapuestas a las más elementales normas del Derecho Internacional, en una zona en disputa de soberanía.

Es aquí donde debemos hacer hincapié en la importancia de la pertenencia del archipiélago de Malvinas:
1) Tiene valor estratégico, que está dado por su proximidad a un corredor bioceánico.
2) Tiene importancia económica, la cual radica en la potencialidad de su importante cuenca petrolera y en la enorme magnitud de sus recursos ictícolas.
3) Tiene relevancia geopolítica, que se manifiesta en la proyección que dan las Islas hacia el Continente Antártico, importantísimo reservorio de la humanidad y objeto de estudio de futuras hipótesis de conflicto.

Queda así desmentido lo argumentado por el presidente de EE.UU. Ronald Reagan, el 30 de abril de 1982, cuando al anunciar el irrestricto apoyo de su país a Gran Bretaña, banalizaba el motivo de la guerra diciendo que era por “un puñado de rocas perdidas en el mar” (sic). Es ostensible que la soberanía sobre Malvinas y demás Islas del Atlántico Sur implica mucho más que una pelea por la posesión de piedras mojadas.


Evidentemente el actual Gobierno ha reinstalado con fuerza inusitada la reivindicación de nuestros derechos soberanos sobre las Islas, en la agenda de su política exterior. Fue a partir de la asunción del Presidente Néstor Kirchner que vimos reverdecer nuestros sueños de ciudadanos de una Nación digna. Reimplantamos con firmeza la discusión en la Organización de las Naciones Unidas.

Desechamos la timorata idea de negociar con los británicos acuerdos bilaterales que excluían el tema de la soberanía colocándolo en un supuesto e indefinido “paraguas de protección”. Descartamos apuntar a mejor predisponer el ánimo de los actuales habitantes ingleses de las Malvinas (kelpers) mediante el envío de ositos de peluche “Winnie Pooh”, patética herramienta de una absurda política de seducción implantada por el canciller Guido Di Tella en los tiempos del inefable Carlos Menem, que considerando los resultados se ubica más cerca de la traición que de la ingenuidad.

Ahora debemos estar abiertos al debate, con los oídos atentos y la predisposición necesaria para escuchar con detenimiento todas las opiniones autorizadas en la materia. Para ello la oposición, ante la amenaza externa, debería cumplir con altura suficiente su rol ciudadano cerrando filas con el Gobierno, lo que la enaltecería por sobre la disputa electoral y la jerarquizaría ante la sociedad.

La imagino colaborando mediante el aporte de ideas, como forma de mejor proveer a consolidar la vía diplomática tendiente a presionar al Reino Unido con el objeto de obligarlo a discutir la soberanía de Malvinas, Georgias y Sandwichs del Sur, en el marco de lo normado por la Resolución 2.065 de la O.N.U. A juzgar por su comportamiento es mucho pedir.
Quién esto suscribe, aprendió en la guerra que a veces el enemigo más artero lo tenemos dentro..

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