lunes, septiembre 13, 2010

COOPERATIVAS, EL RETORNO AL TRABAJO Y A LA ESCUELA: LUCHARON Y VOLVIERON. EXITOSA EXPERIENCIA LABORAL SOCIAL EN FLORENCIO VARELA////










Las historias silenciosas de los hombres y mujeres que recuperaron la dignidad del trabajo y la educación en Varela, con el programa Argentina Trabaja.

Detrás del Programa Argentina Trabaja permanecen en silencio cientos de miles de historias no contadas. Historias de vida, de personas que buscaron salir adelante siempre, y hoy lo consiguieron. Como ejemplo de esos relatos, Elvira Luna (47), Liliana Palavecino (39), Gastón Fernández (22) y Cristian Arias (19), demostraron que hay tiempo y lugar para la esperanza y creer que se puede.
LEJANOS RECUERDOS
“Sin dudas, las cooperativas generaron un cambio positivo en muchas personas que se sentían fuera del sistema laboral y social”, explicó Elvira, cooperativista, integrante de Trabajando Juntos. Al igual que muchos otros, Elvira padeció las tempestades sociales que azotaron en la última década al país: “En esos días mi marido cartoneaba, juntaba cosas de la calle y las vendía en ferias barriales. Hoy la familia dejó de hacer esos rebusques gracias a las cooperativas. Encontramos un trabajo genuino acompañado por la educación”.
De la mano con el Programa, en Florencio Varela, un grupo de 78 cooperativistas varelenses realizan la capacitación en Formación de Alfabetización y Educación Popular (ver aparte). Este componente es parte fundamental de Argentina Trabaja y busca colaborar con aquellos trabajadores que no lograron terminar sus estudios. Allí las historias de estos cuatros trabajadores también tienen comunión.
SANA EXALTACIÓN
La historia de Liliana es destacable. Madre de dos hijas, vecina del barrio Km26 en Florencio Varela y miembro de la cooperativa Ingeniero Allan, supo consolidarse como referente alfabetizadora en dicha instrucción. “Es un orgullo poder ser parte de esta iniciativa. Para aquellos legisladores que nos tachan de vagos o que critican lo que hacemos, les decimos que se equivocan. Nuestros mejores patrones son los vecinos que nos ven todos los días trabajar”, precisó.
Como parte de sus experiencias en el grupo Lilia recordó: “El entusiasmo de un compañero por reconocerse como un trabajador, el haber recuperado su dignidad, hizo que plastifique su tarjeta magnética de cobro, para que no se raye ni se rompa”. Sin lugar a dudas el Programa de trabajos en cooperativas generó nuevas conciencias sobre cuestiones postergadas. La educación es una de ellas. “Es realmente volver a pertenecer a un mundo, que por mucho tiempo nos dio la espalda. Nos ignoró”, resaltó Elvira.
CAMBIOSPara Cristian, cooperativista, estudiante de psicología en la UBA y profesor de folclore, la experiencia de haberse sumado a las cooperativas y colaborar con la alfabetización de sus compañeros, le hizo notar algunos factores sociales que antes no estaban tan a la vista, pero que existían. “En mi grupo había dos chicos que tenían problemas con las drogas antes de sumarse. Cosas en las cuales las personas pueden caer cuando no hay contención familiar o social”, señaló. Y aclaró: “hoy están muy bien. Han dejado de lado esos temas. Y creo que mucho tuvo que ver el hecho de volcarnos a la cultura del trabajo y la educación. Hoy, por ejemplo, podemos volver a comer un asado pagado por el esfuerzo de nosotros mismos”.
RECONSTRUCCIÓNGastón analiza la situación actual desde un enfoque mucho más social. En este sentido admitió que “las cooperativas son revolucionarias. Realmente han reconstruido el tejido social y la red solidaria entre las personas que vivieron siempre postergadas. Existe la fraternidad. Eso también se nota en los barrios, donde los jóvenes abandonaron estados anteriores donde podían cultivar otros hábitos y ahora ponen sus esfuerzos en trabajar y progresar a nivel personal”.
ANSIADA DIGNIDAD
En el final, Liliana recordó los comienzos del Programa: “Antes, en 2001 y 2002, había colas en los mercados para pedir comida, ahora hay colas en los bancos para retirar el dinero de tu sueldo, fruto de tu trabajo. En esos primeros días cualquiera podía identificarnos, por cómo nos vestíamos. Hoy en las colas los compañeros usamos ropas nuevas, zapatillas y hasta los chicos pueden recibir regalos. Somos dignos y eso creo que es lo más importante”.

ALFABETIZANDO, JUNTO AL TRABAJO En Florencio Varela, como en otros distritos bonaerenses el Programa Argentina Trabaja dispone de capacitación en Formación de Alfabetización y Educación Popular, a través de referentes educativos. Esos referentes (78) son integrantes de los mismos grupos de trabajos, que capacita a sus demás compañeros. “Colaboramos con las personas que creen que ya no pueden retomar sus estudios. Es algo importante para conseguir mayor bienestar a la par del trabajo que diariamente realizamos”, coincidieron al unísono los entrevistados. Para ellos se destinaron 25 centros de capacitación, que tienen como sede los propios domicilios de los cooperativistas, las instituciones barriales. A la par, se vienen desarrollando los Programas denominados Fines 2 para poder terminar la secundaria en un corto tiempo. Ocurre lo mismo para quienes necesiten o requieran concluir sus estudios primarios.

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