“Urbanizar es consolidar lo existente”
Entrevista: Guillermo Marzioni, arquitecto y experto en temáticas habitacionales de la ONU.
La Ley 3.343 aprobada por la Legislatura en 2009 sanciona la urbanización de la Villa 31 y 31 bis y prevé su transformación en un barrio más de la ciudad: el Barrio Padre Carlos Mugica.
Para el arquitecto Guillermo Marzioni, experto en temáticas habitacionales de Naciones Unidas y miembro de la comisión Comisión Nacional de Tierras para el Hábitat Social Padre Carlos Mugica y de la Mesa de Urbanización de la Villa 31, “urbanizar significa consolidar lo ya existente. Las casas construidas son el piso mínimo que permite comenzar el mejoramiento habitacional hasta lograr las condiciones básicas de una vivienda digna y eso significa producción social del hábitat”.
–¿Por qué intervino la Comisión Nacional de Tierras en el caso de la 31?
–La Ley 3.343 habilita el cambio del uso de las tierras formalmente. Como son del Estado nacional, todas, se pueden transferir a los habitantes de la villa, a través de la actuación de la Comisión Nacional de Tierras para el Hábitat Social Padre Carlos Mugica, que tiene esa potestad.
–Y justo enfrente al barrio de los ricos y famosos .
–Sí y con el que incluso tiene muchas similitudes. El Barrio Parque también tiene casas circulares, calles angostas o curvas, diagonales y otras formas que le otorgan un aspecto diferente a la traza habitual pero similar a la 31.Tampoco presenta una forma habitual para una manzana cuadrada con lotes cuadrados, lo tomamos como antecedente. Salvando las diferencias en lo económico se normalizó una construcción pre-existente, una matriz de la distribución de la parcela y de la apropiación territorial. Es decir que también en la 31 y de acuerdo a cómo la población se apropió del territorio se puede hacer la subdivisión, loteo y regularización dominial en favor de los ocupantes.
–Pero también hay antecedentes en Retiro.
–Sí, cruzando la Plaza San Martín está el edificio Kavanagh, hecho sobre un lote triangular y la forma de esas viviendas por lo tanto tampoco es la convencional. Los barrios populares de nuestras ciudades son autoconstruidos tal como la Villa 31. Quienes realizan las construcciones son los que más conocen del tema ya que se desempeñan como trabajadores en las obras del resto de la ciudad. Al lograr la regularización de manzanas, calles y parcelas y que la villa se constituya en un barrio más de la ciudad, indefectiblemente entra en el juego urbano general y donde aparece claramente el límite de fachada de cada casa, y como sucede con el resto de los habitantes no es sólo por bondad que se deja de construir sobre las veredas sino porque hay una normativa. El derecho a la ciudad es también el derecho a los servicios. El ordenamiento territorial mejora la calidad de vida y las condiciones generales que terminan incluyendo en igualdad a los habitantes en su calidad de ciudadanos. Pero también a los organismos, quienes no por la simple voluntad política colocarán un caño de agua, sino porque es una obligación. Tampoco una cuestión afectiva, ni de caridad, ni emocional de ningún funcionario que se acerca, sino por lógica propia del funcionamiento de la Ciudad, porque es un barrio más y es obligación de las autoridades y los organismos hacerlo. Por ejemplo dentro del territorio de la villa hoy no existe una escuela y el Estado debería proveerla porque la cantidad de población así lo requiere.
(GENTILEZA, DIARIO MIRADAS AL SUR)
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