miércoles, agosto 11, 2010

DE LA AGENCIA PERIODÍSTICA MERCOSUR: Integración Regional. Una soberana demostración de fuerzas (I) Resurgió un nuevo Mercosur ////

La 39º Cumbre del Mercado Común del Sur fue muestra de una unidad y sincronía que no se observa en otros bloques. Código aduanero común, soberanía efectiva sobre el Acuífero Guaraní y el acuerdo de libre comercio con Egipto fueron los acuerdos destacados. Amplio análisis político y económico en esta edición de APM.

El bloque regional celebró una de las reuniones más importantes de los últimos años
Foto: AP
Por Natalia Brite | Desde Mendoza, Argentina
06|08|2010
    La cumbre en la ciudad argentina de San Juan fue la instancia donde los presidentes del bloque dieron otra muestra más de madurez y de visión estrátégica de cara al nuevo esquema económico y político regional y mundial. “Puedo garantizar que esta fue la reunión más importante, productiva y tranquila en la que participé”, expresó el presidente de Brasil, Luis Inacio Lula Da Silva.

    Pese a los vaticinios de analistas y medios de comunicación, las jornadas estuvieron colmadas de sonrisas y distensión.

    Esa cordialidad fue expresión de fortaleza. La presidenta anfitriona, Cristina Fernández aseguró que América del Sur cumplirá, “en el siglo XXI, un papel más que importante en el concierto de la política internacional, donde ya se divisan nuevos actores, nuevos protagonistas, y un multilateralismo por el cual hemos venido bregando desde hace mucho”. Esta fue una de las primeras expresiones que resonaron en relación a la nueva configuración regional y su peso cada vez mayor frente al mundo.

    Todos los mandatarios y funcionarios que tuvieron intervención en la cumbre repasaron las políticas exitosas de los países frente a la crisis económica mundial. Las medidas anticíclicas que se tomaron, según Fernández, fueron clave para el bienestar social en medio de la crisis. “La región ha tenido un comportamiento ejemplar frente a la crisis. Nuestros modelos han podido sobrellevarla airosamente para que, a diferencia de lo que probable unos años atrás, no fuese letal en términos de crecimiento de la desigualdad y pobreza”.

    De modo sugerente, el presidente de Bolivia, Evo Morales, exclamó: “la crisis económica de Estados Unidos no ha sido dramática para nuestros países, lo que sucede en Europa tampoco tiene mucha influencia. Quisiera escuchar economistas y expertos que digan por qué esta crisis del capitalismo no nos afecta mucho”.

    El mandatario del Estado asociado al bloque dejó en claro el poder que empezó a demostrar en lo últimos años América Latina: “Siento que los países de América del Sur, con inteligencia, con el Mercosur, con Unasur han superado los problemas y no deben ser afectados por problemas internos de otro país”. Al cierre de su intervención, Morales hizo otra demostración de fuerza: “Con tantos recursos naturales, nuestra región es la esperanza para la humanidad”.

    Hubo invitados especiales como el secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), Néstor Kirchner; y la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), Alicia Bárcena.

    La presencia del primero fue una reafirmación de la complementariedad de Unasur y Mercosur. La segunda intervino en la reunión de mandatarios para dar a conocer el informe ‘La hora de la igualdad. Brechas por cerrar, caminos por abrir’. Destacó “los logros del Mercosur y las políticas públicas anticíclicas aplicadas por sus países que ayudaron a mitigar los costos sociales de la crisis. Recordó que previo a las turbulencias internacionales, la desigualdad había cedido terreno por primera vez en décadas gracias a políticas sociales y macroeconómicas progresistas y prudentes”. Otro respaldo al nuevo tinte político regional, frente a las recetas ortodoxas de los países centrales.

    El bloque atraviesa el momento de mayor solidez política desde su origen, a mediados de los años ochenta. La cumbre de San Juan tuvo una fuerte impronta económica y política. Significó un salto de calidad para la integración regional. Esos avances obedecen al nuevo escenario regional que surgió con los gobiernos de sesgo popular y democrático.

    En tiempos del apogeo neoliberal -desde finales de los ochenta hasta entrado el nuevo milenio- el Mercado Común del Sur (Mercosur) era un espacio que apuntaba, según dijo a APM la periodista y analista geopolítica Elsa Bruzzone, a allanar “la instalación de las empresas trasnacionales en la región”. Aquella primera época del organismo se caracterizó por ser un ámbito de discusión en el que se dirimían las ventajas arancelarias que cada país integrante podría imponer sobre el resto. .

    La voluntad de , las reuniones del bloque no se alejaban de una cerrada agenda en torno al comercio exterior. Era un asunto de economistas, de técnicos y de especialistas. La penetración de las políticas estadounidenses en los países de la región configuró un Mercosur que se desarrollaba de espaldas a los pueblos. Era el terreno adecuado para el ingreso del ALCA en tanto expresión máxima del sometimiento de nuestros países al los designios de Washington.

    Así como el neoliberalismo fue un destino común para los países de la región, las crisis de agotamiento del modelo y la emergencia de gobiernos de nuevo tipo atravesaron las fronteras de nuestros países. El Mercosur, entonces, comenzó también una nueva etapa.

    Un dato del nuevo rostro del organismo es la Cumbre Social del Mercosur que se celebra en paralelo a la de presidentes y que está protagonizada por organizaciones sociales, dirigentes de los pueblos y organismos de gobierno que articulan con ellos. Este año se celebró en la provincia argentina del Chaco y trató temas como la necesidad de una moneda común. También la creación de una Comisión para la Memoria del Mercosur que investigue el Plan Cóndor y que tienda a llevar a juicio oral a los gobiernos dictatoriales así como a la anulación las leyes de amnistía a los militares.

    Al igual que la presidenta argentina, el mandatario de Brasil, Luis Inacio Lula Da Silva, reconoció que en los últimos siete años hubo un resurgimiento del bloque, lo que, según Cristina Fernández, fue “un segundo nacimiento”. Este nuevo Mercosur surgió por la decisión de algunos gobernantes de tomar el asunto como política de Estado: “nosotros ganamos las elecciones, luego ganó Kirchner, y años después ni siquiera Estados Unidos hablaba del ALCA”, dijo el brasilero.

    El liderazgo de estos países también fue reconocido por José Mujica: “Los gobiernos de Brasil y de Argentina tuvieron el coraje histórico de sepultar viejos chovinismos nacionales, para empezarnos a juntar y a ser alguien en esta América Latina”.

    Bruzzone se expresó en ese mismo sentido: “En esta cumbre se demostró nuevamente que se le está dando al Mercosur un rumbo que no se limita al objeto que tuvo en su comienzo, que era básicamente la integración de las multinacionales. Se ha superado lo económico y se sustenta en lo político, lo social y lo cultural. Esta característica cobró mayor vigor en los últimos 5 o 6 años”.

    En la cumbre número 39 hubo avances económicos centrales, como el acuerdo aduanero y el tratado comercial con Egipto. Pero esto fue así solo a expensas de la política. Durante seis años se discutió arduamente la configuración de una política conjunta para la eliminación del doble cobro del arancel externo común, la distribución de la renta aduanera y el Código Aduanero del bloque.

    Antes de la cumbre quedaba un punto de discordia pendiente en torno a la potestad de cada miembro del bloque para definir sus derechos de exportación. Esa discusión debía ser zanjada, sobre todo, por Argentina y Uruguay. El acuerdo se logró: “El presente Código Aduanero no trata sobre derechos de exportación y por lo tanto la legislación de los Estados parte será aplicable en su territorio aduanero preexistente a la sanción de este código, respetando los derechos de los Estados parte” establece el documento rubricado.

    Pero la unificación aduanera hubiese sido impensada si Fernández y el presidente de Uruguay, José Mujica, no hubiesen solucionado en las semanas previas el conflicto que mantenían a raíz de la actividad de la planta de celulosa ubicada en el margen oriental del río Uruguay. La instalación de la fábrica generó denuncias de contaminación de las aguas, cortes de rutas y manifestaciones por parte de asambleístas del lado argentino. Tras un fallo de la Haya al respecto, los mandatarios y sus cancilleres acordaron una política de monitoreo conjunto de todas las industrias que rodean al río.

    Esa resolución fue relevante en el clima de la cumbre. Mujica expresó durante la reunión de mandatarios: “construir un nuevo edificio, cuando se viene de una historia atomizada requiere compromiso, devoción y paciencia. Benditos sean los conflictos, que obligan a crear políticas que hoy nos llevan a saber, por ejemplo, la realidad de uno de los más grandes ríos de nuestra geografía. Todos los ríos de América Latina van a necesitar mecanismos de este tipo”.

    El conflicto entre Venezuela y Colombia surgió tanto en la reunión de cancilleres como en la de presidentes. En ambas, la representación Venezolana estuvo a cargo del titular de la cartera de relaciones internacionales, Nicolás Maduro. El presidente Hugo Chávez desistió a último momento de su participación en la cumbre por “motivos de salud y de Estado”, según explicó el funcionario.

    Tal como había previsto el canciller anfitrión, Héctor Timerman, el tema se mencionó, se expresaron voluntades de mediación, de paz y de integración más allá de las diferencias. Pero se preservó la pertinencia de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) para su tratamiento.

    En declaraciones para APM, Elsa Bruzzone reconoció que “Mercosur y Unasur no se ven como incompatibles sino como complementarias” desestimando las críticas de algunos analistas y medios de comunicación por el hecho de que la cumbre no dictaminó en particular sobre el conflicto. Agregó que “acertadamente se decidió dejar el tema en el seno de la Unasur y se dejó claro que la pertinencia en el tema le corresponde al organismo que nuclea a los países suramericanos y no a la Organización de Estados Americanos (OEA)”.

    El presidente paraguayo, Fernando Lugo, dio por descontado que la región será zona de paz: “dos pueblos hermanos se encuentran con la dificultad de no poder congeniar posturas, pero Unasur demostró la capacidad institucional para superar las crisis en nuestro continente. No existen razones en la América Latina del 2010 que ameriten otros caminos que no sean los de la integración en paz. Los vientos de guerra ya no soplan ni soplarán en la región, aunque intenten enarbolar falsas consignas en base a intereses que nada tienen que ver con el deseo de nuestros pueblos”.

    A su turno, el presidente de Brasil expresó que en Sudamérica sólo hay “guerras verbales”. Minimizó, así, el riesgo armado mientras de los países latinoamericanos dependa. El canciller venezolano valoró el esfuerzo de Unasur y la voluntad de su país “para que en su diversidad siembre la paz para siempre, superando todos los conflictos armados y concesiones guerreristas que se quieran imponer”.

    Maduro aprovechó para reiterar el deseo de Venezuela de ser miembro pleno del bloque, que está a la espera de que el Congreso de Paraguay lo apruebe: “Hacemos un llamado a los políticos del Paraguay para a que abran su corazón y su entendimiento para ver la Venezuela Bolivariana , que ha resucitado desde la nada, de ser casi una colonia y factoría petrolera, para comenzar a plantearse los grandes temas del desarrollo y los grandes desafíos de este nuevo tiempo”, expresó el Ministro del Poder Popular para las Relaciones Exteriores.

    El protagonismo de los mandatarios de Brasil y Argentina fue claro. Esto se expresó en los acuerdos firmados entre ambos países, entre los que resalta el de cooperación nuclear y el del apoyo al reclamo argentino por las islas del Atlántico Sur. Por su parte, Cristina Fernández desestimó que existiesen restricciones a las exportaciones de Brasil, cosa que, afirmó, “queda demostrada con los 15 mil millones de dólares de compras en el primer trimestre”.

    En la conferencia de prensa conjunta entre Da Silva y Fernández, el primero destacó la labor que tuvo la segunda como presidenta pro témpore del Mecosur, cargo que asumió Lula hasta diciembre. Su gestión coincidirá con sus últimos seis meses a cargo de la presidencia de Brasil.

    Finalmente, hubo un punto de la declaración de San Juan que es central y que llamativamente no tuvo mayor eco en los medios de comunicación. Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay firmaron un acuerdo para la conservación y aprovechamiento sustentable de los recursos hídricos transfronterizos del Sistema Acuífero Guaraní. Se reivindican como "los únicos titulares", en una muestra más de fortaleza regional frente a los intentos de injerencia estadounidense en el reservorio.

    El objetivo es la conservación y la protección ambiental del Sistema, "el uso múltiple, racional, sustentable y equitativo de sus recursos hídricos". Se trata, según Elsa Bruzzone, de una “profundización de otros acuerdos como el de la cumbre de diciembre de 2005 -en el que se estipuló la soberanía de nuestros pueblos sobre este bien- y el compromiso asumido en enero de 2009 cuando el Banco Mundial se retiró del proyecto sobre el Acuífero y se llevó toda la información que había recopilado”. Ese alejamiento del organismo internacional, dio paso a la “preservación y defensa conjunta”.

    Entre otros asuntos, durante la cumbre se selló el Fondo de Convergencia Estructural, a través del cual se financiarán nueve proyectos con un valor de 800 millones de dólares. A esto se sumó la firma del Tratado de Libre Comercio entre el Mercosur y Egipto, y el “rechazo al endurecimiento de las políticas migratorias que vulneran los derechos fundamentales de las personas migrantes” y “conducen a su criminalización”.

    Además, el Consejo de Ministros del Mercosur aprobó la creación del Instituto de Políticas Públicas en Derechos Humanos del bloque, el cual funcionará en la sede la ex Escuela de Mecánica de la Armada de Argentina. Esa decisión supone un reconocimiento a la política de derechos humanos de ese país ya que allí funcionó el mayor centro clandestino de detención de la última dictadura cívica-militar argentina (1976-1983) y fue entregado por el gobierno de Néstor Kirchner para ser utilizado como Espacio de la Memoria.

    Un asunto que quedó pendiente en este semestre fue el Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea, resistido por el gobierno de Francia y algunos sectores conservadores del resto de los países. De cualquier modo el tema avanzó en la última reunión entre los bloque realizada en mayo en Madrid. Esto, junto a la creación del Parlamento regional, serán temas a tratar en diciembre, en la cumbre número 40, que se llevará a cabo en la ciudad brasileña de Foz de Iguazú.

    nbrite@prensamercosur.com.ar

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