Combaten una guerra cada vez más intensa, desde hace miles de años.
Ambas surgieron de la imaginación humana. Y contienen proyectos de existencia hasta ahora incompatibles.
La civilización plástica confía en la invención para resolver todas las situaciones. Considera que puede construir un mundo a su medida.
La civilización de la madera confía en la inteligencia colectiva. No sólo de los humanos, sino también de los demás seres que habitan la Tierra.
Es posible su convivencia pacífica. Mas para que esto suceda, una de las dos tiene que ser derrotada. De ello, depende el sentido y aspecto que tendrá nuestro planeta en los próximos milenios.
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