sábado, marzo 25, 2023

EL DÍA DESPUÉS, por Miguel Ángel De Renzis

 









EL DÍA DESPUÉS 

16 de junio de 1955. Treinta y siete aviones aparecen en el cielo porteño y masacran a más de 300 personas, sin contar los heridos y mutilados. Fue un verdadero acto de lesa humanidad.

Sin contar los intentos golpistas antes de esta fecha contra el gobierno constitucional de Juan Domingo Perón.

16 de septiembre de 1955. Logran el objetivo. Un gobierno de facto que se hacía llamar “provisorio” voltea al gobierno constitucional.

9 de junio de 1956. Fusilados civiles y militares.

La conjunción cívico militar nos llevó derechito al Fondo Monetario Internacional. Dos radicales, Eugenio Blanco, ministro de economía de Aramburu, y Raúl Prebisch, el economista de la idea, nos hicieron socios de los históricos chupasangre.

El golpe financiado por los ingleses lograba su primer objetivo. La Argentina justicialista era acreedora de España, Italia, Inglaterra e Israel, entre otros.

La falta de justicia y una parte de la población cómplice nos hizo desembocar hace 47 años en otro golpe de estado, más cruel y tan asesino como el anterior.

La presidenta María Estela Martínez de Perón había bajado la deuda externa de 8.000 millones a 5.000.

Martínez de Hoz la llevó a 40.000 millones.

Néstor Kirchner canceló toda la deuda iniciada por Arturo Frondizi y facilitada por la fusiladora.

Mauricio Macri nos endeudó en un ratito en 57.000 millones de dólares.

Hoy la deuda pública y externa llega a 400.000 millones de dólares.

132 aviadores asesinos y el civil radical Miguel Ángel Zavala Ortiz bombardearon y ametrallaron en 1955 al pueblo indefenso, carbonizando en Plaza de Mayo a dos micros llenos de estudiantes.

Pero nunca hubo un juicio.

Entre los criminales hubo unos cuantos que ganaron estado público.

Durante la dictadura de Videla Osvaldo Cacciatore fue intendente de Buenos Aires. En el mismo gobierno Carlos Carpintero fue el secretario de prensa y difusión.

Cacciatore, cuando bombardeó, era teniente de Aeronáutica. Carpintero, que llegó a vicealmirante, era en el 55 teniente de fragata.

Uno de los represores de la ESMA, Horacio Pedro Estrada, era guardiamarina, cuando torturaba era capitán de fragata.

El contralmirante del Proceso Militar Carlos Fraguio era teniente de navío.

Eduardo Invierno, teniente de corbeta, en la última dictadura fue jefe del SIN Servicio de Inteligencia Naval.

El hermano de Massera, Carlos, era teniente de navío y Emilio, uno de los golpistas, en el 55 era el secretario de Aníbal Olivieri, ministro de Marina, que también conspiró contra Perón.

Uno de los que se vanaglorió siempre fue el capitán de fragata Néstor Noriega. Era el Jefe de la base de Punta Indio y fue el que lanzó la primera bomba.

El que fuera jefe de la aviación naval en la guerra de Malvinas, Máximo Eduardo Rivero Kelly. Confesó a la prensa que nunca se arrepintió de haber bombardeado al pueblo.

En la empresa Ford apareció otro de los pilotos asesinos, el teniente de corbeta Luis Suarez, estuvo en España trabajando para esa concesionaria norteamericana, con fluidas relaciones con la CIA norteamericana. Integró grupos de tarea.

En la ex SIDE de la delegación de La Rioja, a partir del 76, el comodoro Jorge Alberto Mones Ruiz, cuando fue capitán, ametralló y bombardeo al pueblo.

El asesino Miguel Angel Zavala Ortiz fue canciller de Illia cuando evitó el regreso de Perón con sus contactos con las embajadas inglesa y norteamericana.

Otro de los conspiradores de aquella masacre fue el capitán de fragata Francisco Manrique. Fue el que planificó el bombardeo. Triunfado el golpe fue secretario de la presidencia.  Misteriosamente, consiguió el dinero para editar un vespertino, Correo de la Tarde.

Horacio Mayorga, vinculado a los sucesos del 55, apareció en la masacre de Trelew.

El embajador argentino en Portugal, el socialista Americo Ghioldi, justificando los fusilamientos de León Suarez, afirmo: “se acabó la leche de la clemencia”.

Un comando civil como Santiago de Estrada, fue subsecretario de Bienestar Social de Onganía.

Guido di Tella, participe de la Democracia Cristiana, era militante furioso antiperonista en la facultad de ingeniería, y Carlos Menem lo hizo embajador en Estados Unidos. Había sido funcionario de Videla y embajador de Alfonsin en el Vaticano.

Sin contar con Roque Carranza, un militante radical unionista, que mató con una bomba que colocó en el subterráneo a cinco personas. Por gestión de la masonería hoy tiene una estación de subterráneos con su nombre. Era integrante del Gran Oriente Federal.

Serían innumerables los casos de cómo estos personajes tuvieron trascendencia y fueron defendidos en distintos tiempo por la prensa canalla.

Uno de los integrantes de esa prensa, Bernardo Neustadt, había sido secretario de Alberto Teissaire, un almirante masón que traicionó a Perón.

Su socio, Mariano Grondona, fue el autor de los 150 comunicados de Onganía.

EL DIA DESPUES de 47 años atrás no termina de hacer justicia histórica diciendo la verdad.

FUE EL SEGUNDO GOLPE CONTRA UN GOBIERNO PERONISTA.

En esta democracia fraudulenta porque no funciona la justicia, los asesinos que bombardearon fueron perdonados por los golpistas revolucionarios. El juez Canicoba Corral tiene la causa de 20 cuerpos que quedará para la historia judicial.

Vi caer las bombas y la desaparición de personas. Pero los jóvenes de hoy nos devuelven la fe cuando se los escucha decir:

“Somos de la gloriosa juventud peronista, somos los herederos de Perón y de Evita, pese a las bombas, los compañeros muertos, los desaparecidos, no nos han vencido”.

La seguimos el lunes a las 6, por AM 650 Radio Belgrano


MIGUEL ANGEL DE RENZIS

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