martes, agosto 14, 2012

La Garganta Poderosa: Cuando no existía una película capaz de vomitar su verdad, ni se conocían las evidencias de esa causa burdamente armada, el protagonista del más famoso Rati Horror Show, su familia y sus abogados sólo contaban con una estrategia, la única que tienen todos los familiares de los pibes muertos o presos, por los abusos de autoridad: organizarse para luchar. Desde entonces, militando su causa, con la ayuda de Enrique Piñeyro y su defensor, Federico Ravina, logró que su caso se volviera tuyo, nuestro, de todos. Y ahora, que su batalla sigue afuera, después de siete años en prisión y 2555 días sin ver crecer a sus hijos, celebramos su libertad con un encuentro histórico ante ese juez que lo recibió cuando todas las puertas parecían cerradas, un estandarte de los Derechos Humanos que nos permite seguir soñando con una Justicia sin tanta tristeza, que condene el delito y no la pobreza. Haciendo apología de la prensa libre, nos dimos el gusto de producir, compartir y transmitir un reportaje de Fernando Carrera a Eugenio Zaffaroni, para La Garganta Poderosa de agosto. Nos tocó escribirlo a nosotros y te toca leerlo a vos, pero a nombre del pueblo, pregunta él: todos iguales ante la ley.




































Eugenio Zaffaroni, entrevistado por Fernando Carrera en la revista de cultura villera La Garganta Poderosa.

“Si el número de presos aumenta con perejiles, no habrá cárcel que alcance”
El Ministro de la Corte Suprema de Justicia Eugenio Zaffaroni, quien aceptó ser entrevistado por Fernando Carrera, víctima de la injusticia tras haber estado preso siete años, se refirió al sistema carcelario: “La solución no es crear nuevas cárceles, sino disminuir la cantidad de presos. Si el número de presos aumenta con perejiles, no habrá cárcel que alcance. Controlo la marginalización de esta manera, y mientras se concentra la riqueza en una parteSi uno llena las cárceles de presos, el resultado que va a tener inevitablemente son motines, muertos, violencia carcelaria, puntazos… Es más fácil ejercer violencia sobre el más carenciado, porque es el que tiene menos voz, y menos abogados, o abogados de menor categoría. Muy rara vez en la cárcel cae un V.I.P; es como que caiga un tipo de frac en un almacén, a las 3 de la mañana. El poder punitivo se reparte como una epidemia, y cae sobre los más vulnerables. Es una regla estructural en todo el mundo. Y uno, lo que puede hacer es atenuarlo. Pero eliminarlo, no”.
En una íntima entrevista brindada a La Garganta Poderosa, la revista de cultura villera escrita, fotografiada, dirigida y financiada por vecinos de distintos barrios marginados de la Argentina, el Juez agregó: “La Ciudad de Buenos Aires tiene una división tajante, entre la medialuna sur, los barrios carenciados y el resto de la ciudad. En los barrios carenciados, sube el número de muertes; es la violencia que no se publica en los diarios. Sale cuando hay un asalto a mano armada y cuando es víctima alguien de clase media, pero si no, no. Lo que nos revela el mapa de homicidios es que existe una forma perversa de ejercer el control social, que lleva a que los pobres se maten entre los pobres y no salgan a matar a otra clase social. Ese control se hace aprovechando la conflictividad interna entre la gente más carente, e incluso incentivándola. Se da un proceso de intimidación y de habilitación de arbitrariedad policial sobre sectores carenciados, en una sociedad que tiende más a polarizar la riqueza. Los que son mal distribuidos van a reaccionar de alguna manera. Pero antes de que reaccionen políticamente, se los destruye, se los aniquila, generándoles esa conflictividad entre ellos, para que no tengan conciencia de nada”.

Zaffaroni también ahondó en los abusos de las Fuerzas de Seguridad: “Yo creo que no se puede erradicar el abuso, porque la Policía tiene un poder de arbitrio y ese poder siempre se puede utilizar mal. Pero sí se puede reducir bastante, cambiando el concepto que tenemos de la Policía, porque mantenemos uno que viene del siglo XIX. Desde que Bernardino Rivadavia cerró los cabildos, empezamos a tener una policía de ocupación territorial, nunca de inserción comunitaria. Y necesitamos una policía que tenga mayor contacto con lo local, porque la seguridad no es un problema provincial ni nacional, sino un problema barrial, que debe analizarse en cada contexto. La solución sería tener una policía más municipalizada, fortalecer la autoridad de las comunas, para ejercer una función sobre la Policía y ver cómo se arbitra. Se debe ir a la raíz del conflicto; eso es básico. El discurso de aumentar penas y meter gente presa es absurdo, porque llegamos tarde, cuando el muerto está muerto. Hay que llegar cuando está vivo, evitar que haya muertos, y eso no se consigue con el código penal. Al contrario: aumentamos el número de muertos, llenamos las cárceles, más  motines, más muertos...”.

Por otro lado, el Juez realizó un análisis profundo sobre el lugar que ocupa el policía en la sociedad actual: “Nosotros vemos lo que pasa de este lado, pero viéndolo del otro, del lado del policía, no se le representan derechos humanos. Es un tipo al que se lo incorpora a un orden autoritario, donde se lo sanciona verticalmente con una disciplina militarizada, que no debería tenerla, porque presta un servicio civil. Entonces, la gente lo mira con desconfianza; existe un estereotipo negativo hacia el policía. Hay un prejuicio de que es un tipo bruto, machista, entre otras cosas. La clase media pide policías, pero después los discrimina. De hecho, no tienen derecho a la sindicalización, ni pueden discutir sus derechos de trabajo horizontalmente. Yo creo que no se puede desarrollar una conciencia profesional, sin una sindicalización. Lo meten en una corporación que tiene un discurso moralino, y una realidad de recaudación económica que le permite entrar al aspecto político. Así, se lo somete a cualquier riesgo sin preparación. Y cualquier trauma que tiene el tipo, se las tiene que arreglar... ¿Alguien estudió las enfermedades profesionales de los policías? No. ¿Se cuida la vida del policía? No estoy muy seguro, pero el entierro sí lo cuidan. Si lo matan, le hacen un entierro militar, con banda y todo. Pero en vida, lo meten en cualquier lado. Hay que pensar otra estructura policial. Tenemos una Policía Federal encargada de la Ciudad de Buenos Aires, cuando en realidad necesitamos que se encargue de delitos federales, complejos y graves, muy especializada; una especie de FBI”.

La Garganta es una cooperativa de trabajo de La Poderosa (www.lapoderosa.org.ar), una fuerza social de militantes anónimos y voluntarios, complementaria a las propuestas partidarias populares, que se construye desde las villas, buscando transformar la realidad a través de la organización y la unión vecinal con asambleas barriales, trabajo colectivo, actividades de educación popular y generación de cooperativas de trabajo, para actuar sobre las problemáticas de los barrios y caminar hacia una sociedad justa e igualitaria.

La extensa charla con Eugenio Zaffaroni se publica en el decimonoveno número de La Garganta Poderosa que ya está en las calles, y que llega a todos los kioscos del país. Además, podés escuchar el grito de La Garganta en twitter @gargantapodero y también en Facebook: “La Garganta Poderosa”.

La edición de agosto también tiene en sus páginas la nota de tapa con el delantero de la Selección Argentina Sergio Agüero, nacido en una villa, quien en la contratapa exige “Urbanicen, la puta madre”, y también expresa. “Quiero que las Malvinas vuelvan a ser argentinas”; además, un íntimo reportaje con el actor Leonardo Sbaraglia sobre la realidad de España y Argentina: “España cree que la mano salvadora será la derecha, justamente la derecha, los hijos de aquella dictadura de 40 años”. Y por si fuera poco, una entrevista con el cantante Fidel Nadal: “En la última dictadura militar, me llevaron preso tres veces en un día, por cómo me vestía”.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts with Thumbnails