Las vedettes fueron las netbooks que aportaron la música para que la fiesta fuera completa. Sus propietarios, tres adolescentes de la familia, pidieron un brindis por Cristina. 

Por Silvia Torres


Como todos los años y desde hace muchos, la fiesta para recibir el año nuevo es toda una institución en la familia, que compromete a parientes a trasladarse desde donde sea para estar presentes. Nadie le quita el cuerpo al festejo en ninguna de sus etapas, desde la organización, el armado del salón y la disposición de los comensales, la decoración, la cuidada preparación de la comida –salados y dulces-, que se disponen sobre una gran mesa en donde, indefectiblemente, resulta harto dificultoso decidir qué se va a elegir para consumir.

Por supuesto que no faltan los ingredientes para la preparación de tragos, las bebidas para acompañar la cena y el tradicional brindis y, por último, la música que amenizará el baile… ¡gran tema! Motivo de discusiones acerca de qué y cómo lograr la selección, sonido y volumen adecuados; quién, en vez de bailar, tendrá que “clavarse” para manejar los aparatos, etc. etcétera.

Este año, sin embargo, la música, lo más engorroso de todos los encuentros, no fue problema. Tres adolescentes de la familia aparecieron con sus netbooks recibidas en el transcurso del año escolar y aportaron una selección interminable, de gran variedad y calidad, que permitió que la algarabía terminara a las 7 de la mañana.

La presencia de las netbooks fue toda una sorpresa, especialmente para los adultos mayores que no tenían idea que semejante aparatito pudiera ser apto, también, para registrar y leer música, mientras sus dueños estaban felices de tener cada uno la propia para uso personal.

Fue uno de los temas de conversación de la noche y los chicos explicaron, a quienes querían oír, todos los alcances que tiene el tan mentado aparatito, mientras que una de las docentes daba cuenta de las características del Programa Conectar Igualdad, mediante el cual se habían distribuido más de 358 mil unidades y que estaba previsto un total de tres millones entre estudiantes y docentes secundarios, en el 2011. Otros contaron el caso de chicos a punto de abandonar sus estudios secundarios para trabajar, pero que, al ser favorecidos con las computadoras, decidieron continuar con la escolaridad, ahora con mucho mayor entusiasmo.

La satisfacción era tal que, cuando comenzaron los brindis ni bien se inició la cena, los chicos pidieron uno para “Cristina que nos mandó las netbooks”, propuesta que cosechó la adhesión de todos los presentes con el agregado de “¡hurra!” y “¡bravo!”.

Imaginé, entonces, cuántas familias estarían disfrutando de la tradicional fiesta, ahora amenizada con buena música provista por las netbooks y cuántos chicos habrán decidido continuar sus estudios motivados por la posesión de una computadora.

Imaginé, también, que tal vez estuvieran pidiendo un brindis por la Presidenta y creo que el motivo era más que válido para tantos chicos argentinos ya que, si no fuera por una decisión gubernamental, jamás hubieran accedido a una computadora personal.

Obviamente, quien escribe, también brindó por el Programa Conectar Igualdad, un nombre paradigmático como pocos y está a la vista de quien quiera ver que implica igualdad e inclusión.

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