jueves, diciembre 30, 2010

La caja K: Reparar es la tarea, por Silvia Torres /////


La Presidenta anunció un plus para jubilados, para pensionados y la continuidad sin interrupción de la asignación por hijo para trabajadores temporarios que marcan, una vez más, el propósito de reparar la injusta distribución de la riquezas. Además, es una demostración de dónde va a parar la caja K. Por Silvia Torres

Los recientes anuncios vertidos por Cristina Fernández para entregar un plus de quinientos pesos a todos los jubilados que perciben hasta mil quinientos pesos mensuales con motivo de las tradicionales fiestas de Fin de Año, un plus de doscientos veinte pesos para pensionados y que los trabajadores temporarios percibirán ininterrumpidamente la asignación por hijo –aún en los tiempos en que no cumplan tarea-, son algunas de las buenas noticias con las que comienza a cerrarse el año.

Los beneficios anunciados están dirigidos a cuatro millones ochocientos mil jubilados, un 84 % del total, a poco más de un millón de pensionados y a unos ciento cincuenta mil trabajadores. Mencionó que, entre los primeros, la mitad corresponde a quienes ingresaron al sistema luego de que los recursos de los trabajadores pasaran a ser administrados por la ANSSES, así como también informó que el número de pensionados, a partir de la gestión de Néstor Kirchner, se elevó de trescientos treinta mil a algo más de un millón de beneficiarios, 55 % de los cuales son discapacitados.

Las medidas dan cuenta de la voluntad del gobierno nacional por profundizar el modelo económico centrado en la distribución equitativa de la riqueza, para lograr un circuito virtuoso de consumo interno que apuntale a la producción y al desarrollo industrial.

En su mensaje, no faltó un llamado a los sectores empresarios formadores de precios para que cooperen con la consolidación del modelo, en una clara referencia a los movimientos ascendentes de precios sin justificación alguna, más bien motivados por una voracidad desmedida, de tal manera de acaparar los dineros que ingresan al mercado interno debido a las políticas activas gubernamentales, que les garantizan suculentas ganancias, a costa del bolsillo de quienes menos tienen.

El reclamo presidencial tiene su razón de ser en que cualquier movimiento en los precios de la canasta familiar, en general y de la tradicional de fin de año, en especial, no se funda en razones macro y/o micro económicas como ocurría en otros tiempos, cuando la espiral de precios se originaba en el déficit fiscal –hoy inexistente-, la presión alcista del dólar –hoy inexistente- y su correlato sobre las tarifas de servicios, hoy también inexistente.

El pedido de Cristina no estuvo exento de dramatismo, ya que no se puede negar que cualquier intento gubernamental por incluir a los argentinos caídos durante años del sistema de consumo, educativo, de la salud, etc.; cualquier propósito por reparar las hondas heridas sociales provocadas por la pobreza y la marginalidad no pueden ser sólo voluntad de un gobierno, sino el compromiso de todos los sectores sociales para que eso sea no sólo posible aquí y ahora, sino sustentable en el tiempo.

Aunque no se pueda contar aún con todas las voces que repiquen la claridad de estos principios que hacen a un modelo de país es preciso que las fuerzas populares -centradas en las organizaciones sociales, la juventud, los trabajadores, los jubilados, las mujeres, los intelectuales y artistas, etc.-, se hagan eco de este clamor de la Presidenta y lo repiquen a los cuatro puntos cardinales que reparar es la tarea y que ese, entre otros, debe ser el destino de la caja.

A partir de esa claridad y unidad de concepción que debe hacerse carne en el pueblo argentino, los vivillos de siempre no podrán salirse, de nuevo, con la suya, como lo hicieron durante décadas, anteponiendo sus mezquinos intereses –que no eran otros que llevarse toda la caja a sus bolsillos-, por sobre los intereses de toda una Nación.

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