sábado, julio 31, 2010

TRABAJADORES DE EL LÁTIGO EN ALERTA POR PRESUNTO VACIAMIENTO Un “latigazo” contra 500 obreros. (GENTILEZA INFOSUR DIARIOS)////////////////



Cuando las vacas estaban gordas, los propietarios del frigorífico El Látigo de Varela no produjeron el “derrame menemista” sobre sus trabajadores. Todo fue para sus bolsillos. Ahora, que dicen que es época de vacas flacas, anuncian un ajuste y dejan en la cuerda floja a 500 obreros de la carne. Una historia trágica y continua de los empresarios argentinos.

Pero Rubén Gargiulo, propietario de otros dos frigoríficos, uno de ellos también territorio varelense llamado La Huella, que entró en conflicto el año pasado y que tuvo que retroceder ante la presión obrera, elige la postura de víctimizarse, aduciendo que el cierre de exportaciones le produjo “no poder afrontar los sueldos”.Del otro lado están los obreros que denuncian un intento de vaciamiento empresarial. Como lo hicieron en el 2008 sus colegas de La Huella.
Son 500 los trabajadores que quedaron sin empleo por el cierre de la planta. “El dueño nos dijo que la suspensión es por seis meses. Que no hay plata para pagar los sueldos y que no se hacía más cargo de la planta. No sabemos que hacer. Vaciaron la empresa con la excusa del cierre de la exportación. Si es así, le pedimos a las autoridades que recapaciten con la medida”, explicó Ernesto Viviano, trabajador y delegado del frigorífico.
El conflicto se tensó ayer, cuando cientos de trabajadores de la carne de toda la región que trabajan en 40 frigoríficos, se manifestaron en la Rotonda de Alpargatas en reclamo de mejores medidas para el sector.

HUIDA DE LA PATRONAL
Por estas horas, en El Látigo, al menos 40 trabajadores mantienen tomada las instalaciones de la empresa ubicada en avenida Jorge Novak y calle Serrano, en Varela. “Tuvimos varias juntas de delegados y resolvimos tomar estas medidas. Nos resistimos a perder el empleo que tanto nos costó obtener”, remarcó el delegado. Y por otra parte agregó que Rubén Gargiuno, dueño de la firma, “los dejó a la deriva luego de varios meses de una supuesta crisis que incluyó la disminución de animales para la faena”.
“Este señor priorizó la situación del otro frigorífico que tiene sobre la Ruta 2 denominado ´La Huella´ y nos abandonó”, detallaron. Allí, el ingreso de animales nunca mermó, de acuerdo a los testimonios de los trabajadores, por lo que Gargiulo “mudó” los que recibía en El Látigo para esa otra empresa. “La Huella ahora tiene 900 cabezas por semana y nosotros pasamos a tener nada”, sentenciaron. En el 2008, se había denunciado idéntica situación pero a contramano de las empresas.
En tanto, desde la Central de Trabajadores Argentinos, pronunciaron el rechazo a la situación que hoy vive las 40 plantas frigoríficas que permanecen en una situación similar. “Nos ponemos a disposición de los compañeros trabajadores de El Látigo que ven comprometida su fuente de sustento”, indicaron, al tiempo que responsabilizaron al propietario de la firma: “exigimos subsidios que sostengan a los trabajadores pero sin permitir que el patrón se retire hasta la próxima época de ganancias” (Ver aparte).

SUBSIDIO EN MARCHA
La impotencia y desconcierto de los trabajadores se trasladó al Ministerio de Trabajo de Nación y en la delegación Quilmes, donde llegaron la semana pasada para intentar destrabar el conflicto laboral e intentar la reapertura de El Látigo. “Ahora conseguimos un subsidios de parte del Estado nacional que saldría en agosto. La lucha la vamos a mantener pacíficamente con el apoyo de los gremios que nos acompañan”, indicaron los trabajadores.
Además, del pago del subsidio el conjunto de operarios afectados recibieron de parte del municipio –a través de la Secretaría de Gobierno- 300 bolsones de mercadería y alimentos para paliar la situación hasta tanto se resuelva el conflicto. “Estamos agradecidos por la atención que nos prestó la comuna a nuestros reclamos”, sintetizaron.
Lo operarios mantienen firme su idea que un supuesto cierre en las exportaciones de carne, es la principal causa en la merma en la producción y el consecuente cierre del frigorífico.

CTA Varela: Apoyo a los trabajadores, rechazo a la patronal
Desde la CTA pusieron en el centro de la responsabilidad a todo el espacio empresario del sector. Para la Central de Trabajadores “en todos este tiempo los empresarios tuvieron ganancias extraordinarias que no compartieron con los trabajadores, pero ahora, a la hora del ajuste, lo hacen recaer sobre ellos”.
En comunicado de rechazo a los propietarios de frigoríficos expusieron que “desde el año 94, cuando se aprobó en la Argentina la soja transgénica, empresarios históricamente ganaderos se volcaron a plantar soja por las enormes ganancias que generaba. Eso provocó que el stock en cabezas de ganado se redujera. Esto, en un primer momento no se notó ya que la crisis del país redujo el consumo hasta llegar al piso del 2001 – 2002”.
En continuación con esta idea, “aunque el consumo crecía poco a poco, se privilegió el comercio internacional que les permitía mayor rentabilidad, los sectores ganaderos, aliados a los matarifes y frigoríficos, mataron niveles record de animales sin atender la previsión de que hubiera, en los años sucesivos, suficientes “vientres” (vacas) para que se mantenga la cantidad de cabezas de ganado”.
Esta matanza indiscriminada, según informó CTA, se dio aprovechando los buenos precios internacionales de los cuales no compartieron con los trabajadores los beneficios que figuran en los balances.
Y en una clara señal en contra a los reclamos del sector empresario manifestaron: “ahora, cuando se les prohíbe la exportación, para que alcance la oferta (los animales existentes) para una demanda interna en crecimiento (un poquito de poder de compra de nuestros vecinos) presionan por dos vías que tienen la misma lógica: que los costos los paguemos los trabajadores y la población en general”.
Y finalizaron precisando que “las dos vías son aumento de precios (para sacar más ganancia y achicar la demanda) y cierre de frigoríficos (para bajar costos ya que la mayoría de los empresarios tienen dos o más plantas, entonces producen lo mismo con menos sueldos). Por eso desde la CTA no queremos entrar en la extorsión que proponen los patrones. No vamos a ser nosotros los que le hagamos de punta de lanza para que los europeos o chinos coman la carne que nos prohíben comprar a nosotros”.

En voz baja
La comuna de Varela está dispuesta a interceder en el diálogo para que no se cierren las fuentes de trabajo. Sin embargo, según pudo saber Infosur, el sindicato no concurrió ayer a la reunión pactada para luego del corte. En principio, se habla de una fuerte interna entre los trabajadores locales y el sindicato. Mientras los primeros quieren dialogar, los segundos presionan para evitarlo. ¿Por qué?

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