miércoles, julio 14, 2010

No todos los Católicos marchan contra el Matrimonio gay///// Declaración de Laicos de distintos lugares del país.-



Ante la convocatoria del Departamento de Laicos de la Conferencia Episcopal Argentina a manifestarnos el día 13 de julio frente al Congreso Nacional contra la ley que permite el matrimonio de personas del mismo sexo, nosotros, un grupo de laicos y laicas de la Diócesis de Avellaneda-Lanús, comprometidos en la opción por los pobres, queremos hacer público nuestro desacuerdo ante esa convocatoria y manifestar que dicho Departamento de la CEA no representa al conjunto de laicos y laicas de la Iglesia Católica argentina, sino a un sector enrolado en posiciones netamente conservadoras y retrogradas.

(El Ojo Blindado) - La jerarquía de la Iglesia Católica no puede interferir en el orden estatal para privar de derechos humanos esenciales a las personas gays, lesbianas y travestis. Imponer una sola mirada sobre el modelo de familia, las relaciones humanas y afectivas es negar de manera profundamente autoritaria la diversidad de opciones, y recortar los derechos democráticos de ciudadanos y ciudadanas que son iguales ante la ley, como lo garantiza nuestra Constitución Nacional.
 
En consecuencia, no pueden existir ciudadanos de primera y de segunda, como tampoco familias de primera y de segunda.
 
Hacemos un llamado a los laicos y laicas a discernir profundamente cual debe ser el rol que como cristianos y cristianas debemos tener frente a nuestros hermanos y hermanas gays, lesbianas y travestis. Porque pareciera ser que muchos obispos han dejado de lado la misericordia y se han embarcado en "una guerra santa" contra el matrimonio de personas del mismo sexo, la cual rechazamos profundamente y desconocemos, pues el Dios en el que creemos, madre-padre nuestro, es un Dios dador de vida y no de muerte, que ama a todos sus hijos e hijas por igual, más allá de sus opciones personales.
Por último, queremos pedir perdón como Iglesia por nuestra falta de caridad, misericordia y fraternidad con nuestros hermanos y hermanas gays, lesbianas y travestis, convencidos que el Reino de justicia es para todos y todas sin exclusiones de ningún tipo.
Cristian@s de Base Avellaneda-Lanús, domingo 11 de julio de 2010.

MANIFIESTO DE LAICOS Y LAICAS DE LA DIÓCESIS DE QUILMES
"Danos la valentía de la libertad de los hijos de Dios para amar a todos sin excluir a nadie,
Concédenos la sabiduría del diálogo y la alegría de la esperanza que no defrauda".
(Oración por la Patria) Domingo 11 Julio de 2010.
Un grupo de laicos y laicas de la Iglesia Diocesana de Quilmes decidimos hacer pública nuestra reflexión, animados por el relato que compartimos hoy en nuestra celebración litúrgica: "la parábola del buen samaritano" (Lucas 10, 25-37).
El Evangelio nos habla de "prójimo", de "aproximarnos", de "hacer visibles a los invisibles", ¿cómo no conmovernos y hacernos cargo, en nuestra patria, de muchas y muchos que están mal heridos al costado del camino?
En estos días, ante el tratamiento de la Ley de matrimonio de personas del mismo sexo ("ley de la Igualdad"), nos vimos atravesados por un enorme caudal de información. Recibimos animosas exhortaciones para asistir a la marcha del próximo martes 13 de julio en la plaza de los dos Congresos bajo el lema: "Los chicos tenemos derecho a mamá y papá - Matrimonio entre varón y mujer". El objetivo: que la comunidad católica del país se movilice en contra de la aprobación de la mencionada ley.
Quienes suscribimos este texto somos también laicos, católicos y ciudadanos. Somos personas comprometidas en los ámbitos de la militancia eclesial, social y política.
Personas capaces de análisis, de madurar nuestra fe y nuestra conciencia. No estamos dispuestos a actuar con "anteojeras", ni a responder a operaciones "coercitivas" o "corporativistas", como las que hemos experimentado durante este último tiempo.
No estamos de acuerdo con esta propuesta, con esta movilización.
Hacemos un fraterno llamado a los laicos de todo el país a reflexionar y a repensar esta convocatoria.
Estas son las razones que invocamos para no asistir el martes 13 a la Plaza de los dos Congresos:
Es una marcha que no expresa el sentir de una Iglesia "en comunión". Iglesia somos todos y, como laicos, no hemos sido consultados sobre esta propuesta. Nuestros pastores (e incluso los dirigentes del Departamento de Laicos de la CEA) no nos han consultado al respecto. Sólo nos llegaron correos con decisiones tomadas, rígidas, inflexibles.
Pensamos que los modos con que se ha convocado a la marcha tienen rasgos de fanatismo, expresiones de intolerancia, tintes conspirativos. Personas y organizaciones homosexuales se han sentido discriminados por la Iglesia. Conocemos situaciones de docentes, alumnos y familias en colegios, institutos y universidades católicas, intimadas a acudir y adherir a la marcha. Pastores que han intentado direccionar las decisiones de
los fieles para lograr su participación en esta movilización. Palabras hirientes, discriminatorias, arbitrarias, y hasta absurdas, hacia hermanas y hermanos homosexuales.
 
La tergiversación de los mensajes y la utilización de la voz e imagen de niños clamando por "una madre y un padre", intentando instalar en la opinión pública la idea de que "la familia y su supervivencia están en serio peligro". Llegando a incitarnos a ser parte de "la guerra de Dios".
Finalmente, nos hacemos eco de la reflexión de un grupo de sacerdotes de nuestra diócesis.
Ellos nos animaron a repreguntarnos algunas cosas:
 
1) "¿Se puede seguir afirmando que la homosexualidad es una "enfermedad", y desde una comprensión prejuiciosa de la misma, condenar tal identidad y sus eventuales derechos civiles?"
2) ¿No será necesario revisar el concepto burgués de "familia", defendido detrás de slogans discriminatorios a la condición homosexual? ¿No han generado los pretendidos "sanos" matrimonios heterosexuales ("sanos" por el mero hecho de ser "hetero") situaciones disfuncionales, abandono de hijos, abusos y violaciones a la vida?
3) ¿Por qué tantos y tantas "cruzados/as" católicos/as que levantan sus voces y se movilizan no lo hacen para combatir la pobreza, la injusticia, la desocupación, la falta de salud, de vivienda digna, cosas que ciertamente "atentan contra la familia"?
No nos sentimos dueños de la verdad. Todo lo contrario, nos reconocemos buscadores de claves y luces para construirla, para redescubrirla. Sólo invitamos a repensar y a discutir estos temas.
Nos animamos a seguir soñando con el Reino de Jesús.
"Al final del camino me dirán: -¿has vivido? ¿Has amado?
Y yo, sin decir nada, abriré el corazón lleno de nombres"
Don Pedro Casaldáliga

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